domingo, 6 de marzo de 2016

El Ocaso de los Dioses

Es llamativo que cuando uno esta acostumbrado a oir música clásica, operas y otros géneros afines, de vez en cuando encuentra piezas musicales que le llaman la atención, aunque las hayas oído mil y una vez antes. Pero de forma repentina te sobrecogen y desentrañas lo que esconden desde la primera audición, pero no habías reparado en ello.
Uno de estos ejemplos puedo considerar esa pieza magistral de Wagner, “El Ocaso de los Dioses”, marcha fúnebre que ha aparecido en diversos filmes de distintos directores, pero que efectivamente, bien estudiado el momento de su aparición, puede hacer mágica la escena o escenas que aglomera.
Pero este no es el caso, lo mas llamativo es los mil y un pensamientos que te avasallan mientras la escuchas, evidentemente ligada de una forma intima con su carácter, una marcha fúnebre.
Y es que últimamente y no tan ultima, cada vez que veo televisión solo aparecen tres cosas: futbol, el canal caza y pesca y el telediario. De las dos primeras el culpable es mi suegro, que bien sea dicho de paso, es un bendito y no se merece otro mejor halago. Futbolero como no hay otro, remata desde el sillón cada vez que ve un partido, y lo observas como patalea los balones con la mantita, la luz roja de la mesa de camilla y sus auriculares, pues de otra forma no oiría nada del partido, o nos echan de la comunidad. El canal de caza y pesca es el de mediodía, justo a la hora de comer, que es corta, pues en menos de diez minutos ha engullido su plato, su fruta y su vino con casera, “esperándole los de arriba”, saliendo como alma que lleva Morfeo, que no el diablo, ya sabéis a que.
El telediario: ¡¡¡¡Hay Dios Mío!!!!. Batiburrillo sin par de casos y cosas, que mejor seria ni mencionar, pero a la postre, es el motivo de esta entrada en La Ribera.
Por donde comenzamos…? Política, por ejemplo…? Deprimente, bochornoso, asqueante ver como en un hemiciclo que representa a todo un país (y yo me planteo que no me vuelvan a representar nunca mas, dicho sea de paso), parece como si le salieran ventosas en el trasero, como vulgares potas negras (tan ricas bien cocinadas) a todos aquellos personajillos que anhelan, buscan y osan sentarse en uno de sus escaños. Su ombligo se torna infinito y hambriento de todo cuanto les rodea, parabienes, cámaras, grupos parlamentarios y un sinfín de connotaciones burlescas de las que hacen desuso para postin y relumbre de algo imposible que torne con algún brillo, aunque sea el de los ojos; minimo, pero perceptible en caso de febrícula. Y es eso, fiebre lo que les entra a dichos mequetrefes, que en la mayoría de los casos, apostaría que no saben hacer la “o” con un canuto. Deprorable. Fechoría tras fechoría lingüística, mal tono, poco sentido y un sentimiento burdo de incompetentes es el sabor que dejan tras sus actuaciones. Y no se salva nadie, ehhh!!!!
Sociedad: Pufff!!!: cazo, símil de zuceso, por la libertad en el uso del dinero de plástico que contienen las consabidas tarjetas digitales, de bancos, de sociedades, con un fin particular sin importarles el destino, bien sean peinados de alta gama, vinos exquisitos, decoraciones de cuartos de baño, ni la procedencia de dichos “cuartos”, sin fiscalización o con una fiscalización turbia, muy turbia, que parece que entre todos hemos pagado por el asesoramiento de un personaje a conferencias deportivas, próximo a  una familia que debería ser ejemplo y espejo para todos los españoles, y de todas las familias en general; pero señores, el padre de familia se dedica a cacerías de elefantes, la esposa no cocina, los hijos no trabajan, salvo una, y da la puñetera casualidad que pide la “excedencia” de un puesto a dedo. Y todo eso sin mencionar todos y cada uno de los intermediarios que se han asomado por dicho procedimiento judicial.
 Deportes: Siempre gana el Barça, y parece que el Madrid solo tiene un jugador. El resto con procedimientos judiciales por ocultación de fondos, engaños fiscales, contratos oscuros o inmiscuidos en procedimientos penales de todo tipo y colores. Ese es todo mi vasto conocimiento deportivo y el que día tras día, nos presenta nuestro noticiero, que mas bien parece El Caso.
Internacional: ¿A nadie se le ha ocurrido poner un letrero en la frontera que diga: “completo”, como cuando uno intenta ir a una representación famosa? No señores, no, aquí vale lo de “Pepe, vente pa Europa!!!”, que al final va a ser cierto lo de atar los perros con longanizas. El único problema es que las longanizas se están acabando y todavía no nos hemos enterado que las pagamos entre todos.
El Tiempo: Da igual, si es que da igual, toques donde toques, quince días de empleo y sueldo a la presentadora por sociedades paralelas que usan datos públicos para su beneficio. Da igual, nublado, soleado o lluvioso, viento del Norte o anticiclon de las Azores. Al final, en mi Ribera no llueve.
…Y si no se lo cree, estimado lector, ponga, ponga mañana el “parte” de mediodía y se dará cuenta que todo es lo mismo, semana tras semana, mes tras mes.
¿O será que mi televisor esta roto o trucado?
Fíjese bien, en unas pocas líneas han saltado a la palestra mas de quinientas personas que lo único que desean es su propio beneficio a costa de los demás.
No hay derecho, ni por supuesto justicia.
Yo, lo único que se, es que me voy a acostar, que mañana tengo que trabajar y seguir manteniendo con mis impuestos a toda esa farsa de demonios.
Os dejare un enlace a esa obra maestra que da titulo a este desdichado articulo, para que por lo menos disfrutéis de algo imperecedero.
Un abrazo a todos.


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jueves, 9 de octubre de 2014

A veces...

A veces…..
En muchas ocasiones me asalta la necesidad de escribir sobre algo, el único inconveniente es que, en la mayoría de ellas, no tengo un tema predefinido. Hoy es uno de esos días, en que te sientas delante del teclado y sin mirarlo, comienzan a amontonarse las ideas como por arte de magia.
¿A que se debe eso?, pues no sabría contestarlo, pero lo que si es cierto es que me asaltan recuerdos de hace muchos, muchos años, de esos paseos kilométricos que hacían que el día comenzara temprano y terminara más bien tarde.
Siempre quedábamos los Sábados bien temprano, antes del alba, bien pertrechados con las botas de montaña, nuestros prismáticos, una botella de agua y algo de comida para media mañana. En mi caso, solía acompañarme de mi mochila de foto, con la cámara, objetivos, trípode y tres o cuatro carretes de diapositivas.
Llegábamos a la Cafetería Colombia, donde nos reuníamos, tomábamos un café y nos distribuíamos en los coches, para llevar los menos posibles. Nos atestábamos en dos o tres, dependiendo del número, cargábamos las mochilas y nos dirigíamos a la ruta del día, que previamente habíamos seleccionado mientras disfrutábamos del café. Normalmente, empezábamos por dónde lo habíamos dejado el Sábado anterior.
Recorríamos un trecho por lo general corto, no más de media hora o tres cuartos, hasta llegar al punto de partida, donde dejábamos los vehículos y comenzábamos a caminar. La verdad es que no sé cómo lo hacíamos, pero siempre era cuesta arriba, mientras despuntaban las primeras luces del día.
Mientras caminábamos, me preparaba mi cámara al cuello e iba recorriendo luces, perfiles, sombras, horizonte y cielo, en busca de un buen encuadre o algún detalle que me llamara la atención, que siempre, de forma insospechada, se presentaba ante mí, y de manera rápida me levantaba la cámara a la altura de los ojos, giraba sobre mí mismo, elegía el ángulo, enfoque, objetivo y !zás¡, foto al canto. Ese era uno de sus encantos, no cabía la posibilidad de hacer tres o cuatro, pues la cámara no era digital, y había que sopesar muy mucho, la calidad de la fotografía, esperando los resultados una vez reveladas, que era otro momento mágico que por lo general se demoraba días. Pero era otro momento esperado, anhelado, viendo y recordando todos y cada uno de los sitios que habías recorrido semanas antes, volviéndote  a sobrecoger de lo que tus retinas habían disfrutado en estado puro.
Tenías que ser certero, estar en el sitio adecuado, valorar el porcentaje de cielo y tierra, los contraluces, el ángulo perfecto de lo que querías plasmar en un milisegundo. Todo ello era mágico, y sus resultados, en un gran porcentaje, también.
Te llenabas de alegría, las mirabas, escudriñabas, analizabas, valorabas, sopesabas y hacías balance de todos y cada uno de los elementos que allí aparecían.
Mientras tanto, de vez en cuando, te decían, oye, haz una foto de eso, o de aquello, o aquello otro de mas allá, y te las ingeniabas, te subías al último risco, te agachabas, te tumbabas incluso, si era necesario, para que saliera perfecta a la primera.
Las caminatas se hacían cortas, por muchos kilómetros que las constituyeran y te hacían feliz, con los pies reventados después de quince o veinte kilómetros, cerro arriba, cerro abajo, caminado por las veredas, las trochas, buscando el mas mínimo atisbo de camino que te hiciera descansar la vista, fija en el suelo y a la vez en lo que te rodeaba.
Discurría el año ochenta y tantos, normalmente éramos siete u ocho. En algunas ocasiones nos juntábamos hasta quince personas, pero no había tantos locos y locas que quisieran caminar por el placer de caminar y por el placer de estar en contacto con un medio hostil, que sabias que nadie antes había disfrutado, o que simplemente, había sido observado con otros ojos.
Verdaderos discípulos de nuestro propio caminar, de nuestras sensaciones, del aire en el cuerpo, algunas veces gélido, del calor tórrido del mediodía, acompañados en las primeras horas de la mañana de mi petaca de Torres cinco, que aún conservo, con tantos y tantos recuerdos, todos buenos y algunos excepcionales, reflejo de esa amistad que todavía perdura y hace que las personas se encuentren agusto en compañía de sus amigos, con mayúsculas, que te deleitan con su sabiduría, su buen hacer, su conocimiento del medio en que se desenvuelven y de esos lazos que día a día se refuerzan, hasta dar un abrazo después de más de treinta años, cuando los encuentras por la calle.
Días preciosos, días con lluvia, con sol, con viento, con nubes, barro hasta las rodillas, sudor hasta las entrañas, cansancio hasta la extenuación, pero mágicos.
Nunca se me olvidarán y os añoro, a todos, amigos, lugares, fauna, flora, entornos, paisajes, fotos, momentos, risas, chistes, largas conversaciones de sobremesa en un lugar apartado de la mano de Dios, hace tantos y tantos años, sin un atisbo de prejuicio ni de vanidades personales, donde la conversación surgía de forma real y espontánea.
Gracias por vuestra compañía, que siempre permanecerá en el recuerdo, como permanecen muchas y muchas de esas instantáneas que todavía atesoro.
Un recuerdo a algunos que ya no están, un abrazo a todos los que quedan y un beso al tiempo que me lo permitió.












miércoles, 24 de septiembre de 2014

Ricardo, mi lector y amigo

No es fácil tener la mente clara e inspirada para comenzar a escribir, después de un día de ajetreo como la maquina del movimiento continuo, ese tan fácil de llevar en algunas ocasiones, y tan difícil de conseguir en la mayoría de ellas; pero bueno, aquí estoy.
Dije de escribir hoy sobre mis suegras, si, en plural, pero me asaltan tal cantidad de pensamientos, unos puros y otros menos, que deberé postergarlo a otro día, cuando con mas calma y mejor orden en ellos, pueda exponerlos de manera simpática, poco mordaz y si es posible, que lo veo difícil, cariñosa, aunque alguna se libra de ello.

Rondaban los años ochenta, cuando con mis pocos veintipico años y mi titulo de licenciado refulgente, pasaba consulta en un garito mejor no mencionar, y dada mi capacidad de comunicación en lengua extranjera (de las que ahora hay muchas dentro del mismo territorio) el azar me puso delante una paciente británica a la que le debí caer bien, u otras cosas diferentes, que empezó a cartearme en su lengua y yo a responder amable e inconscientemente, cuando me vi envuelto en un tira y afloja sobre ir a visitarla a su tierra natal o que ella volviera a este rincón perdido de nuestra piel de toro. Y pasó lo último, se presentó, previo aviso, a visitarme de nuevo, y en esta ocasión sin dolencias de tipo clínico, sino mas bien de carácter cardiológico, pero de ese corazón que se rompe con discusiones, se ensalza con carantoñas y se alimenta con miradas.
El tira y afloja duro poco, pues mi contestación a su propuesta de viaje a las Islas Británicas fue conciso, concluyente y ahuyentador, después de lo cual, no volví a saber de ella, que por cierto casi me doblaba en edad. No se si tenia madre, me supongo que si, como todo el mundo, y ella podría haber sido mi primera suegra.
Bueno miento, mi memoria me corrige, pues realmente la que pudo ser mi primera suegra, madre de una hija poco mayor que yo, xhsssshhhxxx fufffffff!!!!!!!
Acabo de liarla parda. Lo siento. Se me han amontonado de tal manera las suegras reclamando su lugar en mi memoria y en La Ribera, que si tuviera que hablar de ellas, le quitaban la titularidad de El Quijote al mismísimo Cervantes.

Suelo oír música muy a menudo, tanto que el resto de los medios de comunicación se empequeñecen de forma que prácticamente no tienen relevancia en mi devenir cotidiano, donde, efectivamente, la música tiene una presencia inexcusable, y es que fue muy temprano, allá por los años setenta y poco cuando comencé a escuchar "esas músicas raras" que a muchos de mis coetáneos sonaba a verdadero jeroglífico. Y es que por suerte o por desgracia caló tan honda que aún no he sido capaz de cambiar de género, aunque, eso si, he añadido alguno mas, probablemente como evolución típica y racional, en la medida que pueda entenderse, del mismísimo evolucionar en el pensamiento.
La conocida como "la música clásica del siglo veinte" el jazz, ha ocupado en los últimos treinta y ocho años, buena parte de mi tiempo, o mejor dicho, de mi segundo tiempo, pues aunque mi reloj solo marque doce horas, es posible que la multitarea de nuestro encéfalo sea capaz de multiplicar, no solo por dos, que seria lo lógico, sino por tres, o cuatro o mas veces el tiempo que aprovechamos mientras escribimos, conducimos, leemos o cualquier otra disciplina cotidiana que desarrollamos, junto con el escuchar música, atender una conversación o incluso varias cosas a la vez, quedando así patente que la dichosa multitarea no es invento de ningún americano avezado en lenguaje binario, sino mas antiguo que la caraba. Y si no, quien no es capaz de silbar mientras camina, mantener una conversación con su acompañante mientras conduce y oye música de fondo; o cocina, habla por teléfono, baja el fuego, mueve el refrito, oye música y esta atento al pitido del microondas para que no se pase la cebolla, eh?. Pues eso, me río yo del invento del "pero mordío" o de las "ventanas" binario-digitales.....

Y es que me supongo que a todos nos debe pasar mas o menos igual, y ¿a quien no le ha pasado que ha reproducido alguna de esas obras maestras como la que yo oigo de fondo en este momento, en este caso de mas de una hora y media de duración, que te sobrecoge y te hace entender en que consiste una angina de pecho desde que empieza la primera nota hasta el último acorde; que no te permite dejar de prestarle atención, y que aunque hayan pasado años y años desde la primera vez que la oíste y la primera vez que te sobrecogió hasta esta misma ocasión, vuelve a encogérseme el corazón hasta tal punto que te hace perder el sueño hasta el final?
Pues eso señoras y señores, es una obra maestra.
Yo personalmente se la recomendaría a todas y todos los que por alguna razón, están leyendo estas lineas. Y si no, prueben, prueben. Sintonicen y reproduzcan TOSCA de Puccini, una, dos, setenta veces, hasta que prácticamente sean capaces de aprenderse la obra completa, y yo les aseguro, que se les acaban estrangulando las coronarias, hasta la ultima coda.

Pues así las cosas, querido amigo Ricardo, dejo por hoy La Ribera, acariciada por esa "no agua" con la que nos deleita nuestro entrañable Andaráx.
Mientras tanto, intentaré poner orden en ese desconcierto mental provocado por los gritos, peleas y tirones de pelos cuyas autoras, mis suegras, han sido responsables de ello. Que lo veo difícil.
...Y prometo hablar de ellas en mi próxima entrada; o de cualquier otra cosa.

sábado, 21 de junio de 2014

Mis suegras

Es llamativo que alguien varón escriba sobre sus “suegras”; sí, sí, en plural; cuando en la vasta literatura se reiteran una y otra vez, las tradicionales venganzas de palabra, obra y omisión sobre semejante personaje, deslucido por el boca a boca de las comadres de turno.
Pero eso será otro día, el que someta a análisis, metanálisis, estudio a doble ciego y otras lisonjas estadísticas el tema del encabezamiento y el porqué de ponerlo en plural, que a la sazón, no es mentira.

Y es que, durante el normal desarrollo de mi profesión, tengo oportunidad de entablar conversación con los que se sientan al otro lado de la mesa, que a la postre y por desgracia, no es la mayoría de las veces. Pero sí que es más cierto, que de vez en cuando, muy de vez en cuando, encuentro a alguien que merece la pena parar el reloj por él, hacer cola en la puerta y dedicarle no sólo un instante, escuchando que no oyendo, aquello que de verdad entusiasma, y no son signos y síntomas, detalles y posturas que llenarían la mismísima historia clínica de un catedrático. Son su forma de expresarse, su léxico, su entonación y su capacidad de entender y valorar con rasgos de maestro aquello que expresan mis labios sin el tamiz del diagnostico certero o interpretación de los signos que me acucian.

Ya en muchas ocasiones me ha dicho mi propia esposa, si, la hija de mi suegra, que porqué no escribo más a menudo, que es divertido, bonito y alguna que otra floritura más que no recuerdo en este momento, pero que no dejan de ser halagos sinceros.

Y es que cuando empecé a hablar contigo, escudriñé algo más que un simple me duele, y puede que, desgraciadamente, hubiera sido por mi experiencia en sonsacar en pocos minutos, que le duele, desde cuando, donde y demás prototipos de información, que una y otra vez repito a lo largo del día.
No recuerdo exactamente el tema de conversación, pero aunque corto, fue intenso, extenso, profundo y docto.

Gracias Ricardo, de nuevo, por conseguir sentarme delante del teclado y plasmar en tinta digital aquello que se me pasa por la cabeza, que no es poco, y a veces me da pereza por pensar que a nadie, o solo a mi esposa, le llama la atención o le entusiasma leerlo.
Puede ser buena razón el que al menos dos personas, sientan algún placer con lo que escribo, que no es otra cosa sino lo que pienso.

A la próxima entrada le cambiaré el titulo a: Ricardo, mi lector y amigo. Por supuesto con tu permiso y en el que haré referencia a cualquier otra cosa que no sea el título.


….Hablaré de las suegras, seguro.

martes, 21 de diciembre de 2010

Compañera de sonrisas y preocupaciones

Era una mañana de Noviembre, en el Social del Paseo, cuando dando saltos y requiebros sale lanzada de la sala de togas, se apresura a pasar casi sin mirarme, se encamina hacia la Sala con paso firme y ligero y se detiene ante la puerta de la misma. Habla algo con la agente y pasa, cerrando la puerta detras de ella.

Yo la he seguido con la mirada, sin perderme ni uno solo de sus ademanes, sin mover ni un solo musculo de la cara, para que no se note la profundidad del analisis, y al perderse de la vista, dentro de la Sala, al final del pasillo, vuelvo lentamente la cabeza para seguir apoyado en el dintel de la puerta.

Pasa un rato, no se oye nada, y de pronto, por arte de magia, se vuelve a abrir la Sala y sale la gente que hay dentro. La busco con la mirada como si nada estuviera pasando, pero al final la encuentro. Me pongo serio, sigo esperando que se acerque y al pasar a mi lado, como si ya supiera que decirme, se vuelve y me pregunta: ¿podrias ver a mi hermano, que anda mal con la cintura y esta un poco preocupado?, ...le han dicho que tiene una hernia de disco.

¡Claro, cuando tu quieras¡, respondo muy en mi papel.

Pues como está en mi casa tumbado, que no se pude mover, cuando termines nos pasamos por tu consulta y le hechas un vistazo, ¿vale?

Así empezó todo.

Mal, evidentemente, pues despues de analizarlo, explorarlo, someterlo a mil y una preguntas, escudriñarlo y someterlo a diferentes pruebas dolorosas, le dije la verdad y toda la verdad, y nada mas que la verdad. Según me enteré despues, solo le falto darme un puñetazo. Le habia roto de un plumazo todas sus ilusiones de futbol, ejercicio fisico, entrenamientos y un largo etcetera que para un chico de 20 años, era el ombligo de su vida.

...Pero causó efecto, el que yo quería, le reste la importancia minima para que no se asustara, le recargué de toda la crudeza para que un lerdo en la materia entendiera en una sola sesión, que, o se cuidaba, o no volvería a ver una gota de sudor corriendo por su frente.

Y ahí lo teneis, nadando, corriendo, bicicleando y ganando triathlones como un campeón. Si hubiera seguido con el futbol, o realmente no me hubiera hecho caso, estaría, probablemente operado e inutil para siempre.

Yo gané.

Terminé de cautivar a quien yo quería, a pesar de haberme jugado el tipo y el futuro a una sola carta.

La carta la tenia guardada en la manga.

Gané a una mujer integra, hermana de sus hermanos, hija de sus padres, sobrina de su tia, madre de sus hijos, compañera de su acompañante, esposa escondida, que solo habia que descubrirla, cariño hecho mujer, ternura diaria, comprension sin limites, paciencia sin fronteras, maestra de maestros, tallista de personalidad hasta conseguir sacar de un trozo de roca algo que brilla cada dia mas, y por eso te doy las gracias, cada vez que te miro, cada vez que te escucho, cada vez que me enseñas, cada vez que me riñes, cada vez que me indicas, cada vez que me recuerdas mis deberes, cada vez que haces sentirme en paz conmigo mismo.

Has conseguido labrar mis gestos, endulzarlos; mi carácter, aplacarlo; mi sonrisa, enriquecerla; mis sentimientos, agudizarlos; mi corazon, henchirlo y mi cariño, regalarlo.

Gracias Isabel. Todos los dias. Compañera de sonrisas y preocupaciones.

jueves, 25 de febrero de 2010

EL CAMBIO MELANCOLICO

Tanto y tantas veces se ha usado este termino que es difícil desligarlo de su primero y mas aclamado significado: el cambio de signo en la política nacional. Pero no, no voy a aburriros con mas política trivial y sonajera.

Y aquí comienza el cambio: corrian los años sesenta, esos que la mayoría de vosotros no habeis conocido, aquellos en los que yo ya pateaba una pelota, y con cierto tino, porque no voy a decirlo.

Se respiraba un ambiente distendido, o por lo menos yo lo apreciaba de esa manera, los días eran refulgentes, los edificios no existían, no había ascensores (tampoco había donde subir con ellos), cuando el poniente se manifestaba era una especie de festin vendavalero diurno, aun mas si ya corria el mes de Mayo, cuando el solapio pegaba sin tregua ni perdón y la temperatura se hacia torrida incluso a altas horas de la tarde, entonces se agradecia el fresquito húmedo del poniente, que venia del rincón de las panochas, montaña a poniente que se llenaba de nublos y descargaba cuando estaba bien llena o le venia en gana.

Salias a la calle, por supuesto de tierra y piedras, sin acera, con una farola por distrito, de las que se atornillaban a una fachada privilegiada, donde pasaban las noches las salamanquesas disputándose palomicas pegadas a la pared, a la luz de la farola.

Y había cuatro ministerios, o menos, uno seguro, que era el de hacienda, en ese edificio que aun se conserva, con macetas en el patio, dos despachos en la planta baja, sin mostradores, con un ordenanza con gorra de plato, que amablemente te leia el periódico mientras hacias cola con el otro señor para que te atendiera D. Fulano, que era primo segundo de tu cuñada.

Y el ordenanza lo sabia y te preguntaba por la tia Mariquilla, la del pueblo, que enviudo hace unos cuatro años y se había ido a vivir con su hija, la que se caso con el camionero de Valencia, y justo en ese momento se abria la puerta de D. Fulano, mientras la atravesaba sin dar la espalda un señor con gorra en la mano y pantalón marron de pana de canutillo gordo, que cerraba la puerta delante de el, para no dar la espalda a D. Fulano en ningún momento.

..Y en ese momento el ordenanza se levantaba presto dirigiéndose a la puerta del despacho, cruzándose con el señor de la gorra, al que saludaba alzando la suya al cruzarse por el largo pasillo, y tocando suavemente a la puerta con sus nudillos, entreabría y con respeto cuchicheaba algo con D. Fulano, volviéndose al instante mientras te llamaba con un gesto de la cabeza. Te adelantabas por el pasillo, mientras empezaban a temblarte las piernas, y con la puerta ya abierta de par en par por el ordenanza, se adivinaba la silueta de un señor serio, con chaqueta y corbata, detrás de una mesa enorme, llena de papeles, que levantándose y dándote los Buenos Dias, te invitaba a sentarte.

…Entonces tú eres el cuñado de Dolores, mi prima segunda. ¿Qué te trae por aquí?

…Pues mire usted, D. Fulano, que recibimos el mes pasado en la casa una carta de aquí, del Ministerio, que dice algo del Pago de la Curva que no entendemos, y como salió la conversación el Domingo pasado con Dolores, me he tomado la libertad de su parte de venir a preguntarle y a ver si usted fuera tan amable de decirnos que significa. Ya sabe usted que nosotros no sabemos mucho leer.


Al llegar a la puerta te cruzas con uno de Black Star, con chaqueta, porra, grilletes y pistola, que te mira amenazante. Subes las escaleras, cruzas dos puertas de cristal y pasas por un torno que irremediablemente te hace pasar por un arco que pita endemoniado, avalanzandose hacia ti dos Guardias Civiles, echándote para atrás y diciendote que te vacies los pantalones, te quites la correa, pongas el chaquetón y la cartera en la cinta de goma y vuelvas a pasar con las manos despegadas del cuerpo.

Una vez repuesto del primer susto, te encuentras delante de un cartel de plástico de diecisiete colores con dos bandas azules a los lados y letras mayúsculas en la cabecera, donde se señalan una veintena de secciones, negociados y secretarías, que no eres capaz de leer, y si lo haces es peor, pues no te enteras de nada, ni existe lógica que las desentrañe.

Te diriges a un cartel familiar que pone INFORMACION, y cuando llevas cinco minutos delante del funcionario que hay detrás de la mesa hablando por teléfono, tapando el micrófono con la mano, te pregunta si has cogido número… ¿Qué numero? ¿Dónde están los números?

…En la columna de la entrada, en el dispensador rojo, el del letrero de ASISTENCIA AL CIUDADANO.
Claro, como no pone INFORMACION no había pensado que había que coger numero.
Bueno coja un numero y yo le atiendo.

Te diriges al dispensador, cojes un numero y lo miras, el 763D, y te vuelves con cara de panfilo al mostrador de INFORMACION, donde el señor de detrás de la mesa continua hablando por teléfono, y sosteniendo el numero entre los dedos, pones la mano encima del mostrador de Silestone como quien no quiere la cosa, pero al alcance de la vista del telefonohablante. Te mira con desgana, dice que tiene que colgar, te quita el numero de la mano y te que pregunta:

¿Que quieres?
Enseguida respondes que tienes una citación para el Negociado de Asuntos Economicos Locales, que recibistes el mes pasado y no te ha sido posible venir antes.
Con un gesto de la mano, te solicita el documento, que sacas dentro de un sobre abierto y se lo entregas. Lo mira con desprecio, se fija en la fecha y te responde: Esto hace mas de un mes, por lo que ya ha caducado, tienes que hacer un escrito dirigido a la Subsecretaria de Recursos y Notificaciones, para que te vuelvan a enviar la carta y tengas cuidado de venir cuando te llamen, ya que después de la segunda citación pasa a Ejecutoria.

Te cagas en su puta madre por dentro, le enseñas una sonrisa de dientes y le preguntas desilusionado: ¿Dónde esta la Subsecretaria de Recursos y Notificaciones?
Se ha trasladado al otro lado de la ciudad, ya que el despacho de arriba esta de obras, pero son las 12:45, cierran a las 13:00 y no te va a dar tiempo de llegar.

Te das media vuelta, pasas rápido delante de los Guardias Civiles, casi chocas con las puertas de cristales automaticas de lo rápido que vas por el cabreo que llevas y prefieres no mirar al de Black Star, porque eres capaz de meterte en un follon.

Os dais cuenta, queridos lectores, de lo que significa el titulo del post de hoy: EL CAMBIO MELANCOLICO.
¿ A que os gustaría ser el cuñado de la Dolores aunque solo fuera durante un día?

miércoles, 24 de febrero de 2010