La Ribera
Un pedacito de planeta junto a un río
domingo, 6 de marzo de 2016
El Ocaso de los Dioses
jueves, 9 de octubre de 2014
A veces...
miércoles, 24 de septiembre de 2014
Ricardo, mi lector y amigo
sábado, 21 de junio de 2014
Mis suegras
martes, 21 de diciembre de 2010
Compañera de sonrisas y preocupaciones
Era una mañana de Noviembre, en el Social del Paseo, cuando dando saltos y requiebros sale lanzada de la sala de togas, se apresura a pasar casi sin mirarme, se encamina hacia la Sala con paso firme y ligero y se detiene ante la puerta de la misma. Habla algo con la agente y pasa, cerrando la puerta detras de ella.
Yo la he seguido con la mirada, sin perderme ni uno solo de sus ademanes, sin mover ni un solo musculo de la cara, para que no se note la profundidad del analisis, y al perderse de la vista, dentro de la Sala, al final del pasillo, vuelvo lentamente la cabeza para seguir apoyado en el dintel de la puerta.
Pasa un rato, no se oye nada, y de pronto, por arte de magia, se vuelve a abrir la Sala y sale la gente que hay dentro. La busco con la mirada como si nada estuviera pasando, pero al final la encuentro. Me pongo serio, sigo esperando que se acerque y al pasar a mi lado, como si ya supiera que decirme, se vuelve y me pregunta: ¿podrias ver a mi hermano, que anda mal con la cintura y esta un poco preocupado?, ...le han dicho que tiene una hernia de disco.
¡Claro, cuando tu quieras¡, respondo muy en mi papel.
Pues como está en mi casa tumbado, que no se pude mover, cuando termines nos pasamos por tu consulta y le hechas un vistazo, ¿vale?
Así empezó todo.
Mal, evidentemente, pues despues de analizarlo, explorarlo, someterlo a mil y una preguntas, escudriñarlo y someterlo a diferentes pruebas dolorosas, le dije la verdad y toda la verdad, y nada mas que la verdad. Según me enteré despues, solo le falto darme un puñetazo. Le habia roto de un plumazo todas sus ilusiones de futbol, ejercicio fisico, entrenamientos y un largo etcetera que para un chico de 20 años, era el ombligo de su vida.
...Pero causó efecto, el que yo quería, le reste la importancia minima para que no se asustara, le recargué de toda la crudeza para que un lerdo en la materia entendiera en una sola sesión, que, o se cuidaba, o no volvería a ver una gota de sudor corriendo por su frente.
Y ahí lo teneis, nadando, corriendo, bicicleando y ganando triathlones como un campeón. Si hubiera seguido con el futbol, o realmente no me hubiera hecho caso, estaría, probablemente operado e inutil para siempre.
Yo gané.
Terminé de cautivar a quien yo quería, a pesar de haberme jugado el tipo y el futuro a una sola carta.
La carta la tenia guardada en la manga.
Gané a una mujer integra, hermana de sus hermanos, hija de sus padres, sobrina de su tia, madre de sus hijos, compañera de su acompañante, esposa escondida, que solo habia que descubrirla, cariño hecho mujer, ternura diaria, comprension sin limites, paciencia sin fronteras, maestra de maestros, tallista de personalidad hasta conseguir sacar de un trozo de roca algo que brilla cada dia mas, y por eso te doy las gracias, cada vez que te miro, cada vez que te escucho, cada vez que me enseñas, cada vez que me riñes, cada vez que me indicas, cada vez que me recuerdas mis deberes, cada vez que haces sentirme en paz conmigo mismo.
Has conseguido labrar mis gestos, endulzarlos; mi carácter, aplacarlo; mi sonrisa, enriquecerla; mis sentimientos, agudizarlos; mi corazon, henchirlo y mi cariño, regalarlo.
Gracias Isabel. Todos los dias. Compañera de sonrisas y preocupaciones.
jueves, 25 de febrero de 2010
EL CAMBIO MELANCOLICO
Y aquí comienza el cambio: corrian los años sesenta, esos que la mayoría de vosotros no habeis conocido, aquellos en los que yo ya pateaba una pelota, y con cierto tino, porque no voy a decirlo.
Se respiraba un ambiente distendido, o por lo menos yo lo apreciaba de esa manera, los días eran refulgentes, los edificios no existían, no había ascensores (tampoco había donde subir con ellos), cuando el poniente se manifestaba era una especie de festin vendavalero diurno, aun mas si ya corria el mes de Mayo, cuando el solapio pegaba sin tregua ni perdón y la temperatura se hacia torrida incluso a altas horas de la tarde, entonces se agradecia el fresquito húmedo del poniente, que venia del rincón de las panochas, montaña a poniente que se llenaba de nublos y descargaba cuando estaba bien llena o le venia en gana.
Salias a la calle, por supuesto de tierra y piedras, sin acera, con una farola por distrito, de las que se atornillaban a una fachada privilegiada, donde pasaban las noches las salamanquesas disputándose palomicas pegadas a la pared, a la luz de la farola.
Y había cuatro ministerios, o menos, uno seguro, que era el de hacienda, en ese edificio que aun se conserva, con macetas en el patio, dos despachos en la planta baja, sin mostradores, con un ordenanza con gorra de plato, que amablemente te leia el periódico mientras hacias cola con el otro señor para que te atendiera D. Fulano, que era primo segundo de tu cuñada.
Y el ordenanza lo sabia y te preguntaba por la tia Mariquilla, la del pueblo, que enviudo hace unos cuatro años y se había ido a vivir con su hija, la que se caso con el camionero de Valencia, y justo en ese momento se abria la puerta de D. Fulano, mientras la atravesaba sin dar la espalda un señor con gorra en la mano y pantalón marron de pana de canutillo gordo, que cerraba la puerta delante de el, para no dar la espalda a D. Fulano en ningún momento.
..Y en ese momento el ordenanza se levantaba presto dirigiéndose a la puerta del despacho, cruzándose con el señor de la gorra, al que saludaba alzando la suya al cruzarse por el largo pasillo, y tocando suavemente a la puerta con sus nudillos, entreabría y con respeto cuchicheaba algo con D. Fulano, volviéndose al instante mientras te llamaba con un gesto de la cabeza. Te adelantabas por el pasillo, mientras empezaban a temblarte las piernas, y con la puerta ya abierta de par en par por el ordenanza, se adivinaba la silueta de un señor serio, con chaqueta y corbata, detrás de una mesa enorme, llena de papeles, que levantándose y dándote los Buenos Dias, te invitaba a sentarte.
…Entonces tú eres el cuñado de Dolores, mi prima segunda. ¿Qué te trae por aquí?
…Pues mire usted, D. Fulano, que recibimos el mes pasado en la casa una carta de aquí, del Ministerio, que dice algo del Pago de la Curva que no entendemos, y como salió la conversación el Domingo pasado con Dolores, me he tomado la libertad de su parte de venir a preguntarle y a ver si usted fuera tan amable de decirnos que significa. Ya sabe usted que nosotros no sabemos mucho leer.
Al llegar a la puerta te cruzas con uno de Black Star, con chaqueta, porra, grilletes y pistola, que te mira amenazante. Subes las escaleras, cruzas dos puertas de cristal y pasas por un torno que irremediablemente te hace pasar por un arco que pita endemoniado, avalanzandose hacia ti dos Guardias Civiles, echándote para atrás y diciendote que te vacies los pantalones, te quites la correa, pongas el chaquetón y la cartera en la cinta de goma y vuelvas a pasar con las manos despegadas del cuerpo.
Una vez repuesto del primer susto, te encuentras delante de un cartel de plástico de diecisiete colores con dos bandas azules a los lados y letras mayúsculas en la cabecera, donde se señalan una veintena de secciones, negociados y secretarías, que no eres capaz de leer, y si lo haces es peor, pues no te enteras de nada, ni existe lógica que las desentrañe.
Te diriges a un cartel familiar que pone INFORMACION, y cuando llevas cinco minutos delante del funcionario que hay detrás de la mesa hablando por teléfono, tapando el micrófono con la mano, te pregunta si has cogido número… ¿Qué numero? ¿Dónde están los números?
…En la columna de la entrada, en el dispensador rojo, el del letrero de ASISTENCIA AL CIUDADANO.
Claro, como no pone INFORMACION no había pensado que había que coger numero.
Bueno coja un numero y yo le atiendo.
Te diriges al dispensador, cojes un numero y lo miras, el 763D, y te vuelves con cara de panfilo al mostrador de INFORMACION, donde el señor de detrás de la mesa continua hablando por teléfono, y sosteniendo el numero entre los dedos, pones la mano encima del mostrador de Silestone como quien no quiere la cosa, pero al alcance de la vista del telefonohablante. Te mira con desgana, dice que tiene que colgar, te quita el numero de la mano y te que pregunta:
¿Que quieres?
Enseguida respondes que tienes una citación para el Negociado de Asuntos Economicos Locales, que recibistes el mes pasado y no te ha sido posible venir antes.
Con un gesto de la mano, te solicita el documento, que sacas dentro de un sobre abierto y se lo entregas. Lo mira con desprecio, se fija en la fecha y te responde: Esto hace mas de un mes, por lo que ya ha caducado, tienes que hacer un escrito dirigido a la Subsecretaria de Recursos y Notificaciones, para que te vuelvan a enviar la carta y tengas cuidado de venir cuando te llamen, ya que después de la segunda citación pasa a Ejecutoria.
Te cagas en su puta madre por dentro, le enseñas una sonrisa de dientes y le preguntas desilusionado: ¿Dónde esta la Subsecretaria de Recursos y Notificaciones?
Se ha trasladado al otro lado de la ciudad, ya que el despacho de arriba esta de obras, pero son las 12:45, cierran a las 13:00 y no te va a dar tiempo de llegar.
Te das media vuelta, pasas rápido delante de los Guardias Civiles, casi chocas con las puertas de cristales automaticas de lo rápido que vas por el cabreo que llevas y prefieres no mirar al de Black Star, porque eres capaz de meterte en un follon.
Os dais cuenta, queridos lectores, de lo que significa el titulo del post de hoy: EL CAMBIO MELANCOLICO.
¿ A que os gustaría ser el cuñado de la Dolores aunque solo fuera durante un día?