sábado, 21 de junio de 2014

Mis suegras

Es llamativo que alguien varón escriba sobre sus “suegras”; sí, sí, en plural; cuando en la vasta literatura se reiteran una y otra vez, las tradicionales venganzas de palabra, obra y omisión sobre semejante personaje, deslucido por el boca a boca de las comadres de turno.
Pero eso será otro día, el que someta a análisis, metanálisis, estudio a doble ciego y otras lisonjas estadísticas el tema del encabezamiento y el porqué de ponerlo en plural, que a la sazón, no es mentira.

Y es que, durante el normal desarrollo de mi profesión, tengo oportunidad de entablar conversación con los que se sientan al otro lado de la mesa, que a la postre y por desgracia, no es la mayoría de las veces. Pero sí que es más cierto, que de vez en cuando, muy de vez en cuando, encuentro a alguien que merece la pena parar el reloj por él, hacer cola en la puerta y dedicarle no sólo un instante, escuchando que no oyendo, aquello que de verdad entusiasma, y no son signos y síntomas, detalles y posturas que llenarían la mismísima historia clínica de un catedrático. Son su forma de expresarse, su léxico, su entonación y su capacidad de entender y valorar con rasgos de maestro aquello que expresan mis labios sin el tamiz del diagnostico certero o interpretación de los signos que me acucian.

Ya en muchas ocasiones me ha dicho mi propia esposa, si, la hija de mi suegra, que porqué no escribo más a menudo, que es divertido, bonito y alguna que otra floritura más que no recuerdo en este momento, pero que no dejan de ser halagos sinceros.

Y es que cuando empecé a hablar contigo, escudriñé algo más que un simple me duele, y puede que, desgraciadamente, hubiera sido por mi experiencia en sonsacar en pocos minutos, que le duele, desde cuando, donde y demás prototipos de información, que una y otra vez repito a lo largo del día.
No recuerdo exactamente el tema de conversación, pero aunque corto, fue intenso, extenso, profundo y docto.

Gracias Ricardo, de nuevo, por conseguir sentarme delante del teclado y plasmar en tinta digital aquello que se me pasa por la cabeza, que no es poco, y a veces me da pereza por pensar que a nadie, o solo a mi esposa, le llama la atención o le entusiasma leerlo.
Puede ser buena razón el que al menos dos personas, sientan algún placer con lo que escribo, que no es otra cosa sino lo que pienso.

A la próxima entrada le cambiaré el titulo a: Ricardo, mi lector y amigo. Por supuesto con tu permiso y en el que haré referencia a cualquier otra cosa que no sea el título.


….Hablaré de las suegras, seguro.